Empleabilidad y Algo Más

15 octubre 2017 ·

Cuando la oferta de trabajo no logra cubrir las necesidades de las personas, tal como sucede en la actualidad, surgen algunas “soluciones” que intentan disminuir el nivel de tensión-angustia social. Una de ellas tiene que ver con la empleabilidad; es la que permite direccionar la motivación del individuo hacia las actividades del “momento”.

Entonces, en la medida que la persona cuente con los conocimientos y las habilidades adecuadas, podrá estar en una mejor posición para llegar a ser convocado y contratado. La razón-motivo de la empleabilidad también se ha trasladado a la universidad, a los efectos que ésta proceda a formar ciudadanos para que luego puedan realmente aplicar lo aprendido en el “mundo real”.

La realidad, manda

Ello no significa que la empleabilidad subordine o condicione lo ya conocido. Más bien, es una respuesta a la velocidad del cambio que, muchas veces, ocasiona que la organización deba poner el foco en aquellas nuevas tareas que no había llegado a prever. Por ejemplo, la disrupción producida por el entorno digital e informático trajo aparejado el surgimiento de nuevas actividades que, en su momento, ni el área de las personas de las organizaciones llegó a tenerla en cuenta o dimensionarla de un modo satisfactorio.

Tal vez alguno de ustedes se pregunte cómo les puede suceder algo así a las organizaciones. Aunque les parezca extraño, ello suele ser más frecuente de lo imaginado, porque en la práctica éstas no suelen trabajar de afuera-hacia-adentro, es decir, monitoreando preventivamente los impulsos que se van perfilando en el contexto, para poder así anticiparse a las circunstancias; una cosa es lo que muchos dicen y otra muy distinta es lo que luego terminan haciendo.

Si bien la vocación es el “disparador” que parte del interior del ser humano para que éste lo canalice en la profesión, oficio o actividad que le resulte ser la más conducente a su misión en la vida, no por ello deberá permanecer aislado de su realidad circundante. ¿Esto qué significa? Que toda persona está llamada para ser y trascender en aquello que es propio de la época en que le ha tocado vivir. Entonces, para nada está obligado en seguir la profesión de sus padres –salvo que a “consciencia” sienta que es lo que debe hacer– ni tampoco la que pueda estar de “moda” en un determinado momento, o porque es la que también “optaron” sus amigos.

Pero aquí es conveniente hacer la siguiente salvedad. Para ello recurriré a un ejemplo que suele ser bastante frecuente, como es el caso de la vocación de músico. Como no es fácil poder vivir de ello, en el sentido de sustentar económicamente a una familia, el músico no tendrá otra opción que trabajar complementariamente en algo que le resulte redituable. Pero no debería porqué pensar en una actividad que necesariamente esté en las antípodas de su vocación musical. Si hoy el entorno nos muestra la disrupción que produjo la tecnología en las plataformas o formatos tradicionales de producción y comercialización de la música, lo más adecuado para esta persona sería que sume conocimientos del “nuevo” entorno, para así poder hacer viable “su” empleabilidad en algo que, incluso, le permita “ampliar” el horizonte de su vocación.

Es por ello que la generación actual necesita ir “adaptándose”, sistemáticamente, a las circunstancias del cambio frecuente. Básicamente, esto implica tener en claro lo siguiente:

- Estar atento a los sucesos por devenir, justamente para evitar que lo “sorprendan”. Si bien hoy existen “robots” que ejecutan algunos instrumentos musicales, algo deberá hacer o tener en cuenta el músico para mantener viva su vocación. Pero cuidado, porque si reduce la cuestión “pensando” que los robots “tocan sin alma” –aunque esté en lo cierto–  estará a un paso de caer en una trampa. ¿En qué sentido? Cuando el público en general escucha música no la evalúa en todos aquellos aspectos que para un músico profesional son vitales, sino simplemente se “conforma” con disfrutar cuán de linda y agradable es la música que perciben sus oídos.

- Estar preparado, con tiempo, si en algún momento deberá “aggiornarse” como músico, sin que por ello tenga que claudicar en su vocación. Esto en realidad vale para cualquier profesión, por el simple hecho que estamos transitando una era que se caracteriza por una creciente disrupción de innovaciones continuas, producidas por el mismo ser humano.

De allí que la empleabilidad sea una respuesta “puntual” del hoy y un “recurso” que cada uno deberá hacerla valer en lo suyo, en post del propio sustento, para que coexista complementariamente con la vocación que está llevando a cabo.

¡El portador de Tu Marca Personal, como en el caso del músico, recurre a la empleabilidad toda vez que necesita aggiornar su profesión, para mantenerla en línea con su vocación, evitando que no se resienta su proyecto laboral ni el sentido-beneficio que todo ello representa para sus prójimos!

José Podestá

 

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