En nuestra vida de relación laboral, profesional y
social es prácticamente habitual encontrarnos con personas que poseen
habilidades y talentos fuera de lo común. Se trata, en realidad, de “dones” que
han traído “bajo el brazo” para llevar a cabo su misión en la vida, aunque no siempre estas personas lo tengan muy
en claro.
El
condicionante exterior
Del mundo exterior recibimos una infinidad de
estímulos diarios que nuestro cerebro luego los termina “seleccionando”, en
función de nuestras necesidades e intereses. Si bien se trata tan sólo de un
pequeño puñado de información, vale entonces preguntarnos qué pasó o adónde fue
a parar el resto: directamente a lo que yo llamo nuestra “mochila personal”, es
decir, el inconsciente; allí permanecerán hasta el momento en que bajo el
influjo de alguna circunstancia, se “presenten” en nuestro cerebro para su
consideración.
Así como llevamos a cabo esta práctica sistemática
de concentrarnos y analizar tan sólo aquello que nos interesa e importa,
también “creemos” que todo lo que ocurre y se da en el mundo exterior tiene su
“lógica” natural. Entonces, es así como luego nos sorprendemos y admiramos el
desempeño logrado por fulano y mengano, porque no dejan de ser otro dato
concreto de la realidad.
Este tipo de “pensar”, que para algunos es así, sólo
nos brinda una información parcial y sesgada de la realidad. A esto le
podríamos también sumar la expresión popular de “ver para creer”, tal como si
fuera un reaseguro que nos avala y tranquiliza, por ejemplo, acerca de las
destrezas de desempeño o performance de una persona. Frente a todo ello cabe
preguntarnos, ¿qué debería entonces “pensar” un ciego?
De allí que el condicionante exterior nos ilustra siempre
sobre lo “aparente”, pero nada nos dice de los impulsos que diariamente
influyen no sólo en nosotros, sino también en los reinos animal, vegetal y
mineral.
La
razón de la misión
También es un dato de los tiempos actuales –distinto
era en la antigüedad– que el ser humano funciona en “piloto automático”,
dejándose llevar por las circunstancias de la vida o bien por lo que ésta le
establezca o condicione. Así es como muchos terminan “aceptando”, incluso con
resignación, lo que les “ha tocado ser en la vida”, cuando perciben que no han
podido destacarse demasiado en lo suyo.
Si nos quedamos con la información percibida por
nuestros sentidos, también en estos casos estaríamos llevando a cabo una
interpretación “parcial”, porque la misma sólo está referida a lo meramente “real
y aparente”.
Pero ocurre que nadie vino y tampoco se viene a la
vida para hacer lo que ésta –o los “otros”– le “imponga”. Todos llevamos
implícito en nuestro ser una misión o
propósito a cumplir, la que deberemos indagar y descubrir en nuestro interior.
Lamentablemente ello no se lo hace en la medida de lo esperado, pero si esta
persona fuera por ejemplo un emprendedor que ha concretado el nacimiento y
desarrollo de una organización –empresa, comercio o fundación– seguramente que
no habrá omitido redactar desde el inicio la misión, la estrategia y
la visión respectivas.
Entonces, no se trata que todos aspiremos ser un fuera de serie, porque lo único que
lograríamos con esta actitud egoísta es generar más caos en el mundo. Además,
tampoco es verdad que las habilidades y talentos estén reservados sólo para
unos pocos. Si bien éstos suelen estar presentes de un modo explícito, también
lo están de un modo “oculto”, para que cada uno se ocupe en descubrirlos y
desarrollarlos en función a su misión
en la vida.
El
rol del Personal Branding
Así como en un fuera
de serie el Personal Branding es un “activo” que le juega a su favor, esto
no significa que siempre deba ser así. ¿Por qué? Porque siempre dependerá de la
consistencia que resulte entre las cosas que hace la persona, de cómo las hace
y del sentido que todo ello luego tendrá para sus prójimos.
Los que no se consideran parte de los fuera de serie, pero que con entusiasmo,
esfuerzo y dedicación van llevando a cabo su proyecto laboral y profesional
–perfectamente alineado con su misión
en la vida– terminarán capitalizando también los beneficios del Personal
Branding. ¿Por qué? Porque lo que están haciendo no es un simple dato de una
realidad “aparente”, sino que responde a lo que supieron descubrir en su
naturaleza interior.
¡El portador de Tu Marca Personal no le
importa el estereotipo que le puedan endilgar, sino el sentido que en definitiva
tiene su contribución y obrar, tanto para sus prójimos como para la sociedad en
general!
José
Podestá