Equivocarse, No Está Mal

08 octubre 2017 ·

Los psicólogos suelen afirmar que a los jóvenes les preocupa bastante el errar, el equivocarse. Si bien en el tema vocacional puede presentarse intereses muy definidos, se sienten muy inseguros. Pero no por la multiplicidad de carreras o profesiones, sino porque no se permiten equivocarse. De allí a la poca tolerancia a la frustración, se está un paso.

Permisos necesarios

Así como de niños intentábamos muchas veces hacer las cosas a prueba y error, hasta que alcanzáramos lo deseado o buscado, luego terminamos incorporando esta práctica en la vida sin mayores inconvenientes. Además, el contexto –incluido el entorno laboral– admite que hoy no está mal que uno se equivoque “responsablemente”, porque también de ello se aprende; si tienen alguna duda, piensen que esta “rutina” es fundamental en la mayoría de las profesiones.

Si bien todo esto aparenta tener un sentido, la mayoría de los jóvenes no lo ven que hoy sea así. La razón-motivo profunda de esta proposición se encuentra sustentada por el grado de simetría al que se encuentran expuestos, comenzando con sus padres. De allí que uno perciba, por lo general, la necesidad latente de autoexigirse, de creer poder todo solo, de aspirar al ideal de perfección. Por supuesto que estas motivaciones no dejan de ser muy válidas, pero siempre y cuando no se conviertan en una obsesión.

Ahora bien, en la medida que los niños no logran hacer la experiencia de la prueba y error, porque “descubren” que sus padres son hoy muy permisivos, que no les fijan límites referenciales o porque ante el primer reclamo logran por parte de ellos satisfacer de inmediato sus anhelos o “caprichos”, terminan así pasando al septenio de la adolescencia con algunas carencias que para nada los ayudará en la vida. ¿Por qué? Porque el sentirse fracasados ante el primer error o dificultad los tornará en personas inseguras, incluso para poder afrontar sus propios proyectos.

Cuando a los jóvenes les llega el momento de tener que decidirse por la vocación y se encuentran con las dificultades lógicas que demanda tal “descubrimiento”, mediante la escucha interior creen que el problema está en la elección de la carrera, oficio o trabajo, y no en el temor-intolerancia al error, al fracaso. De allí que buscan y buscan sin poder decidirse por aquello que debería estar en consonancia con su misión en la vida.

El impacto en el Personal Branding

Muchas veces los estudiantes que se encuentran próximos a su graduación en la universidad o que aspiran acceder a su primer trabajo, suelen consultar acerca de cómo hacer para sumar la presencia del Personal Branding. Si bien desde que nacemos somos portadores de nuestra identidad –el nombre y apellido– ésta no podrá llegar a sobresalir como Personal Branding hasta tanto hayamos recorrido un buen trayecto en la vida profesional y laboral.

Distinta es la situación de aquella persona que ya viene destacándose, desde pequeño, por alguna cualidad o habilidad que le ha permitido trascender en la comunidad. Entonces, cuando más tarde le llega el momento de comenzar a ejercer la profesión o su primer empleo, ya cuenta con un “legado” sobre el cual las personas ya tienen una referencia de él. A partir de allí, aunque su nueva profesión o trabajo poco y nada tengan que ver con lo realizado anteriormente, gracias a la “difusión” ya alcanzada de su identidad, cuenta a su favor con una imagen que a partir de ese momento deberá “cultivar” y “desarrollar” en el nuevo contexto.

En cambio no sería lo mismo en el supuesto caso de ser el hijo de algún famoso, incluso de trayectoria internacional. Al contrario de lo que se piensa, el ser “el hijo de fulano” no es una oportunidad, sino más bien un “lastre”. ¿Por qué? Porque el Personal Branding es siempre inherente al posicionamiento individual.

Tal vez ustedes hayan conocido el caso de Frank Sinatra Jr. Fue el hijo de “la voz”. Si bien tenía un perfil gestual y un timbre de voz similar al de su padre, podemos literalmente decir que “nunca le llegó ni a los tobillos”. Por supuesto que no por ello abandonó el ámbito artístico ni musical, porque esa fue su vocación, pero no pudo lograr una trascendencia destacada. ¿Por qué? Porque el Personal Branding no se construye a partir de una réplica o imitación, sino mediante las habilidades y el obrar individual ya mencionado.

Entonces, cuando uno se equivoca como en el ejemplo mencionado, siempre se estará frente a una lección de aprendizaje que para nada deberá ser tomada literalmente como un fracaso, sino como una experiencia “motivante” que nos sirva para reinventarnos – haciendo algo sorprendente y distinto– sobre todo cuando nuestro progenitor ya haya sobresalido en lo suyo y por ello nos demande un mayor esfuerzo de diferenciación.

¡El portador de Tu Marca Personal no se cansa ni se frustra por tener que “aprender” sobre la marcha, porque sabe que lo suyo sólo tendrá sentido en la medida que haya sido o es percibido por sus prójimos!

José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.