Identidad y Reputación Personal

31 diciembre 2017 ·

Suele admitirse que en vísperas de un nuevo hito en la biografía personal –incluso en vísperas de un nuevo año calendario– uno se encuentre más “motivado” por llevar adelante un nuevo proyecto. Sin embargo, también es una muy buena oportunidad para revisar la “imagen personal”, ponerla a punto y en consonancia con aquello nuevo que aspiramos llevar a cabo. Ambos temas necesitan de la misma atención para que vayan retroalimentándose, mutuamente, de un modo mancomunado.

Sobre el particular me voy a concentrar, en esta oportunidad, en las sugerencias que nos brinda uno de los fundadores de LinkedIn –Reid Hoffman– por tratarse de la red social más específica y recomendable para todos aquellos que desean alcanzar “visibilidad” en el ámbito profesional y de servicios. Además, porque brinda un buen potencial para todos aquellos que aspiran al desarrollo de su Personal Branding.

Los consejos de Hoffman

1. Identificar a tres personas que trabajan por objetivos similares a los tuyos y considerarlos como puntos de referencia. ¿Qué los hace diferentes? ¿Cómo llegaron a dónde están? Seguirlos en sus redes sociales, en su evolución profesional y aprender de sus trayectorias.

2. Revisar la agenda y las herramientas digitales para hacerse una idea de cómo uno ha pasado los últimos cuatros sábados ¿Qué se hace cuando no se tiene nada urgente que hacer? La forma en que se utiliza el tiempo libre puede revelar los auténticos intereses. Compáralos con las aspiraciones que se dicen tener.

3. Pensar en qué es lo que aportas de valioso en tu trabajo. Si dejaras de ir a la oficina, ¿qué dejaría de hacerse? ¿Cómo es un día sin uno en la vida de la empresa? Ahí se puede encontrar lo que realmente se aporta. Pensar en lo que la gente halaga de uno: podrían ser tus puntos fuertes.

4. Inteligencia en red; reunirse con tres personas de confianza y preguntarles cuáles son para ellos sus puntos fuertes. Luego, si alguien tuviera que pedirles ayuda o consejo en algo, ¿en qué sería?

5. Plan de readaptación; hacer una lista de las principales incertidumbres, dudas y preguntas sobre tu carrera en el momento presente. Arreglar un encuentro con alguien que haya trabajado en el mismo nicho profesional y que haya cambiado a un nuevo plan de carrera. ¿Cómo realizó el cambio? ¿Por qué? ¿Fue un movimiento acertado?

6. Establecer una identidad independiente del empleador, ciudad o sector. Reservar un dominio personal [nombre.com]

7. Contactar con cinco personas que trabajen en nichos adyacentes e invitarlos a tomar un café. Comparar sus planes con los propios. Conservar estas relaciones en el tiempo para poder acceder a diversas fuentes de información y encontrar una mejor posición para cambiar a algunos de esos nichos, de ser necesario.

8. Analizar la agenda de los últimos seis meses e identificar a las cinco personas con las que hayas pasado más tiempo. ¿Te encuentras satisfecho con la influencia que esas cinco personas tienen sobre ti? Presentar a dos personas que conozcas y que no se conozcan entre ellas. Asegurarse de que el contacto sea útil para ambos.

9. Imaginar que te despiden del trabajo. ¿Quiénes son las diez personas a las que les pedirías consejo sobre qué hacer a continuación? Acudir a ellos ahora, cuando no se necesita nada en particular.

10. Planificar un evento donde los amigos traigan a algunos de sus amigos, e invitarlos a tu red extendida.

Como han podido observar, en este enunciado se insiste con frecuencia en recurrir a terceras personas a las que uno considere que son un factor clave para el desarrollo personal. De la relación que has de ser capaz de sostener a través del tiempo, podrás sumar también “tips” que te permitan ir modelando tu respectiva identidad y reputación personal. Aquí lo importante es no olvidar que de ello depende cómo los “demás” nos ven y valoran, tanto en lo individual como en lo profesional.

¡El portador de Tu Marca Personal podrá ser autodidacta y autónomo en lo suyo, pero al mismo tiempo se mantiene muy atento para que las obras y servicios tengan “sentido” para sus prójimos, incluso para los que están establecidos más allá de las fronteras geográficas!

José Podestá

El Primer Trabajo, La Vocación

24 diciembre 2017 ·

Por lo general la vocación se la relaciona con el proceso de indagación profunda al que recurre toda persona, en algún momento de la vida, para poder determinar el mejor curso de acción. Por tanto, tiene que ver con sus intereses y habilidades, y el motivo-razón de su misión. Recién cuando uno tenga en claro el porqué de su razón de ser en la Tierra, podrá plasmar su vocación a través de:

- El trabajo u oficio al que se siente llamado; emprendedor, cocinero, carpintero, agricultor,… 

- Los estudios terciarios o universitarios que le permita adquirir los conocimientos para el posterior ejercicio de la profesión.

Aunque a veces pueda pasar desapercibido, el tema de la habilidad es muy importante. ¿En qué sentido? Si a uno le encanta algún deporte o un instrumento musical, pero no tiene las destrezas para ello, evidentemente no podrá realizarse en la práctica, con lo cual llegado el momento podrá sentirse muy frustrado por ello. Sin embargo y si conserva tal “pasión”, seguramente que podrá llegar a destacarse eventualmente como comentarista deportivo, crítico musical o lutier. Esto ya nos dice algo muy interesante: que la vocación no siempre puede estar centrada en lo específico, sino también en lo complementario y vinculante. Y para saberlo, reitero, se necesita indagar nuestro ser interior.

Ahora bien, en la presente sociedad competitiva y de consumo se tiende a creer que para progresar es clave realizar un estudio universitario, luego una maestría, para finalmente culminar en el doctorado. Otra postura la avala diciendo que, además, en una “garantía” para acceder a los mejores puestos e ingresos salariales; un13% busca una carrera que le asegure un buen porvenir económico. Sin embargo la realidad no siempre lo torna viable  sino que, incluso, lo señala como algo que está “reservado” sólo para los “más capaces”. ¿Por qué? Porque siempre las posibilidades son limitadas.

El desafío parte del ser

El despertar de la vocación en muy personal; radica en el espíritu, se relaciona esencialmente con la esfera de los valores y por ello es también una categoría moral. Tiene que ver con el destino individual; de allí que toda vocación exige una sana, fecunda e ineludible desigualdad humana. Así como hay niños que desde pequeños les dicen a sus padres lo que quieren ser el día de mañana, también hay personas de la tercera edad que recién en ese estadio de su vida “descubren” cuál era su vocación, y se ponen a trabajar en ella con entusiasmo y pasión.

En la parte central de estos ejemplos se encuentra la gran mayoría. Y por cierto a muchos no les resulta nada fácil. Por lo general no hemos sido debidamente preparados para ello. De allí que no se tenga en claro para qué uno ha venido a la vida, es decir, cuál es mi misión y el sentido de la misma. Otros, quizás más proactivos, acuden en algún momento a los test orientativos –sean de tipo presencial o de “rápida” resolución online– pensando que con ello se les aclarará el panorama. Pero cuando uno observa las estadísticas, éstas terminan confirmando que más de la mitad que “eligió” seguir tal carrera la abandona en el primer año; un tercio de ellos deja la universidad definitivamente Y lo que es peor, casi el 80% de las personas no conocen “su” vocación. Tengamos aquí en cuenta que habiendo promediado los diez y ocho años de edad es cuando se vislumbra la vocación profesional.

Lo llamativo de esta realidad es que el problema mencionado no es nuevo. Se viene dando a través del tiempo, sin que padres ni pedagogos se ocupen demasiado de ello. Por tanto, en la medida que no se tome plena conciencia y se esté plenamente persuadido que el primer trabajo “serio” en la vida tiene que ver con definir “mi” vocación, no se debería comenzar ningún estudio antes de ello. De esta forma, no alimentaríamos a las estadísticas de turno.

Quizás algunos de ustedes puede haber escuchado o bien conoce personas que les han dicho que “lo que hago o estudié nunca me gustó, pero es lo que me permitió ganar buen dinero, viajar y darme los gustos en vida”. Esto para nada es un buen ejemplo a “imitar”, porque de lo que se trata es justamente de “hacer” lo que uno se propuso “antes” de nacer. Y para ello el “sinceramiento” interior es factor clave.

Lo mencionado nos ratifica que resulta bien difícil encontrar la propia trayectoria personal.

La “tentación” exterior

Si bien es común ver que los colegios y las universidades cuentan con programas de orientación vocacional, ello no es necesariamente la mejor solución, pero sí una ayuda “preliminar” para la reflexión interior, profunda, que cada uno deberá posteriormente hacer. Tengamos aquí siempre en cuenta de quién está partiendo el “servicio”. Por supuesto que para la universidad –que suele contar hoy con una gran sobreoferta de cursos de todo tipo– es una manera de poder ir “orientando” a sus futuros “clientes” hacia la grilla de “sus” respectivas especializaciones. Pero esto no suele necesariamente estar en “sintonía” con la misión y la vocación de los alumnos.

De lo que se trata es de observar “cuidadosamente” todas estas soluciones “externas y de paso”, para luego poder tomar literalmente  “al toro por las astas”, es decir, llegar a determinar si lo que me “promete” el mundo tiene algo que ver con lo que estoy llamado a ser en la vida.

Una vez que el primer trabajo esté resuelto, recién podré pensar en el sentido que para mí ha de tener el futuro posicionamiento y desarrollo del Personal Branding, por el hecho de ya haber comenzado a transitar el camino que sé es el que “estaba” reservado para mí.

¡El portador de Tu Marca Personal no necesariamente es un universitario o académico, sino aquél que lleva adelante lo que siente que está llamado a ser, irradiando pasión y entusiasmo en lo que sabe que debe ofrendar!

José Podestá

Estimulante Diversidad

17 diciembre 2017 ·

Que el ser humano es un individuo –etimológicamente significa “in-dividido”– único e irrepetible, es un dato de la realidad. Que los políticos y las organizaciones se “esmeraron” por asimilarlo bajo los conceptos de “masa”, de “iguales” o de “clon”, también lo fue y lo es, pero felizmente no por mucho tiempo más.

El ser diferentes, enriquece

La relación del poder hegemónico y vertical del ayer se ha venido “licuando” gracias al acceso democrático que las personas han tenido de la información. La Internet lo hizo posible y el posterior desarrollo de las redes sociales lo está consolidando.

Ambas plataformas son un buen ejemplo del valor agregado que uno puede llegar a capitalizar, a partir de la inteligencia aplicada a la innovación y al desarrollo tecnológico. Lamentablemente debemos también decir lo mismo cuando esa “inteligencia” se aplica, maléficamente, para generar el terrorismo y la destrucción.

En el hoy conviven en la sociedad quienes son los hijos sin fisuras de la digitalización, que arribaron a un mundo con turbulencias económicas y sociales, y que quizás como consecuencia de ello combinan una actitud de libertad y empoderamiento, con un fuerte sentido de la responsabilidad. Me estoy refiriendo a la Generación Z –los nacidos a partir de 1995– denominada también como los centennials.

Si a ello le sumamos a sus antecesores –la Generación Y o millennials– el 88% vive en los mercados emergentes, el 90% emplea un smartphone y para 2025 controlarán casi el 50% de los fondos del planeta, más allá de representar hoy alrededor del 30% de la población mundial.

Independientemente del sesgo tecnológico que los involucra a ambos, de la atracción y dependencia “excesiva” que les produce el smartphone y de “jactarse” muchos de ellos de emplear hasta cinco pantallas a la vez, lo cierto es que individualmente están asumiendo un comportamiento que los caracteriza, como tendencia, a estar predispuestos para “hacer cosas”; crear en lugar de copiar. Esta actitud no deja de reflejar un importante valor aspiracional de diferenciación que, en la medida de persistir en el intento, terminará produciendo un mayor bienestar en la sociedad.

Trabajo y Marca

Los centennials tienen una preocupación mayor por lo laboral y una actitud realista, motivo por el cual les importa mucho no dejar pasar las oportunidades; saben que nacieron a la sombra de la crisis económica. Sin embargo, son más proclives de “resignar” su vocación –al menos por un tiempo– para dar lugar al pragmatismo.

Esta “necesidad” de aspirar a la realización personal e independencia económica, los predispone a poner en claro su proyecto laboral y profesional, sabiendo que no necesariamente éste lo será “de por vida”. En ello radica “su” originalidad, es decir, salir a la búsqueda de lo desconocido en lugar de “esperar” utópicamente que algo venga a su encuentro.

Pero para nada significa hacer cualquier cosa, sino concentrarse en aquello en donde puedan visualizar su propio crecimiento y desarrollo, donde puedan compartir valores y propósitos de la organización, donde puedan aprender en colaboración con otros y donde tengan un rol protagónico.

La diversidad también está presente en la actitud de mostrarse autodidactas, leales y propensos a apostar por una seguridad económica. Estas fueron las carencias iniciales de sus antecesores, la Generación Y, especialmente en lo referente al cuestionamiento a la autoridad y a su disposición precaria de permanencia en la organización.

Todo ello terminará luego teniendo su réplica en el desarrollo del Personal Branding. Aquí los centennials corren con la ventaja del poder que les brinda el conocimiento tecnológico como fortaleza para cambiar las cosas, para llevar adelante sus proyectos y para emprender.

Gracias a la dualidad contrastante entre los millennials y los centennials, el escenario futuro se verá enriquecido por la competitividad resultante y en definitiva, por la genuina creación de riqueza que luego sean capaces de ofrendar tanto en lo social como en lo ambiental.

¡El portador de Tu Marca Personal irá construyendo su singularidad a partir de la creatividad que sea capaz de imprimir a sus cosas, para luego ofrendarlas en obras o servicios a sus semejantes!

José Podestá

Cintura Ágil

10 diciembre 2017 ·

En la modernidad líquida todo fluye de manera tal que nos resulta cada vez más complicado “anclar” una idea o un proyecto. De allí que estemos inexorablemente expuestos u obligados a permanecer “despiertos”, para no dejar pasar aquellas oportunidades que puedan resultar ser clave y vital en el proyecto de carrera laboral y profesional.

Esta actitud proactiva pone lamentablemente en riesgo tanto el nivel competitivo aspiracional como la salud personal. Pero como es lo que se da, muchos terminan adoptándola como un “deber ser”, para luego dejarse “arrastrar” por las mismas circunstancias.

Emotivo versus real

Si bien la realidad está fuera de nosotros, son nuestros sentidos los que captan los sucesos. Pero éstos son mucho más “aparentes” que reales. ¿Por qué? Porque en definitiva es el ser humano el que le suma a los mismos todas aquellas connotaciones y valores que les dictan la emoción y la razón. De esta forma y en función de la impronta interior, actuamos en función de aquello que hemos creído ver e interpretar del mundo exterior, pero que no necesariamente coincide con lo visto o percibido por los demás.

Entonces, para que el cambio permanente no haga estragos en nosotros, debemos “templar” nuestro cuerpo anímico para no acelerarnos ni desgastarnos con el devenir de las cosas. Además, en ningún lado está escrito que uno deba estar “conectado” las veinticuatro horas por si el “otro” nos necesita, ni tener que estar transitando por la vida con la cabeza inclinada hacia el “tótem multimedia” que se nos adhirió en la mano, para distraernos de lo importante y esclavizarnos mediante una catarata sucesiva de vanidades.

El mundo no necesita nada de ello para su evolución, pero sí de nuestras obras. Es lo que la cultura y la historia han venido señalando a las nuevas generaciones.

La época importa

Este sí que es un dato bien concreto y real. Nos ha tocado estar en la presente época, que poco importa si es mejor o peor a la de nuestros antepasados. Así como ellos ya hicieron lo suyo –en función de los impulsos oportunamente vigentes– ahora nos toca a nosotros el tener que llevar a cabo la propia misión, a través de la vocación que cada uno sabe es la que mejor se alinea con “tu” proyecto laboral y profesional.

El pensar la vocación es posiblemente el acto más importante que debemos determinar, previo a lo que aspiramos hacer. Sin embargo, suele ser el que menos atención se le termina prestando. Supone el poder llegar a discernir, en función de los avances tecnológicos y de las múltiples disciplinas propias de la época, aquella que uno considere es la que siente que debe llevar a la acción.

No significa, necesariamente, que se tenga que “optar” por una determinada carrera universitaria –a pesar de la presión del contexto o de la familia– cuando lo que realmente uno aspira y siente es, por ejemplo, llevar adelante un oficio en particular. Al respecto, esta es una de las “novedades” del hoy: la vuelta o el retorno de los oficios para todos aquellos que aspiran ser dueños de su tiempo y de sus proyectos.

Otra demanda de la época tiene que ver con la actualización permanente. La innovación y  la evolución continua de las actividades han acelerado también la obsolescencia en el saber y en el hacer. La plataforma de Internet ha pasado a ser un soporte de consulta “amigable”, un potencial prestador de soluciones de valor y un eventual facilitador para la formación y participación en grupos heterogéneos de afinidad.

La razón del conocimiento actualizado también tiene que ver con la incorporación de las nuevas herramientas afines al proyecto laboral y profesional. En el ayer el cliente de una empresa o el paciente de un profesional eran “dependientes” de los arbitrios que, muchas veces, se les imponía. En la actualidad ya no es así, porque tanto el cliente como el paciente disponen de información o bien saben cómo acceder a la misma, para evaluar y decidir acerca de la mejor solución o para sus necesidades, sea en forma directa o consensuada.

En definitiva, la época actual ha puesto a las personas en acción. ¿Esto qué significa? No quedarse “estancado” en lo suyo, aunque uno trabaje en relación de dependencia. Por tanto, hay que ser ágil de cintura para saber o poder moverse con mayor solvencia, sentido y eficacia.

El presente ha generado también el advenimiento y desarrollo del Personal Branding, como un soporte estratégico de valor agregado y de diferenciación al que muchos recurren, para no quedar expuestos ni insertos dentro de una comunidad laboral o profesional de iguales, y por el sentido y proyección de las obras que viene llevando a cabo.

¡El portador de Tu Marca Personal sabe cómo moverse ágilmente en lo suyo, cuidando la calidad y el sentido que tiene su obrar, tanto para sus prójimos como para la sociedad!

José Podestá

Volver a Comenzar

03 diciembre 2017 ·

Suele ocurrir y con una mayor frecuencia a lo imaginado, que un suceso imprevisto obligue a uno tener que dejar de lado el proyecto de desarrollo laboral y profesional, por un tiempo determinado. Los motivos pueden ser múltiples –enfermedad, despido laboral, traslado a otro país,...– motivo por el cual los dejo librados al pensar de cada uno de ustedes.

Estas señales, que pueden repetirse en más de una oportunidad, son más propias del destino personal de cada uno. De allí que encierran un misterio y un mensaje que, por lo general, ni se nos ocurre considerar ni mucho menos aceptar. En cambio los asociamos, habitualmente, con los sucesos de “mala suerte”.

Más de uno termina así desmotivándose y hasta deprimiéndose por lo sucedido. Otros, en cambio, lo “viven” como una oportunidad, ya sea para ajustar todo aquello que consideran es lo mejor que deberían hacer, o bien como un “desafío” que la vida les presenta para “probarse” en sus convicciones y vocación.

Nada está perdido

El tener que afrontar cualquier tipo de circunstancias no significa necesariamente llegar a perder la cosecha interior, por más doloroso que sea lo que nos está sucediendo en el mundo exterior. Tampoco supone el “bajar los brazos”, aunque sepamos de casos que así lo hicieron, y que más tarde terminaron lamentándose por ello.

La vida, mal que nos pese, es una “carrera de obstáculos” y es parte de los desafíos que fueron “puestos” para “ayudarnos” en nuestro desarrollo como individuos. De ello tampoco están a salvo los que se interesan por el Personal Branding, por ser éste funcional a los resultados de las cosas que hacemos y cómo las hacemos.

Entonces, el volver a comenzar forma parte del desarrollo personal. Podrá ser un antes o un después del plan que se está llevando a cabo, no necesariamente para ser vivenciado como un “castigo de los dioses”, sino como un signo oportuno de mejora y superación.

Así como un inventor vive probándose a sí mismo, avanzando tenazmente hasta alcanzar su objetivo –quizás se trate de un buen ejemplo de “re-iniciador serial”– cada uno de nosotros no debería abandonar “su” proyecto, sobre todo cuando el mismo es funcional a la vocación y misión en la vida.

En consecuencia, nada estará perdido en la medida que uno decida ser consecuente con aquello que siente que vale la pena hacer.

Seguir adelante

Si todo lo tuviéramos bajo control y el riesgo reducido a su mínima expresión, seguramente que no estaríamos lo suficientemente motivados para llevar a cabo las cosas. Por más desagradable que nos resulte el tener que “competir” –por lo que ello implica en sí mismo–  bien vale el esfuerzo, la sagacidad y el amor propio que en tales circunstancias ponemos en acción, para “emular” a todos aquellos que aspiran a neutralizarnos en el logro de nuestros objetivos.

Sin embargo, debemos estar preparados al imprevisto en cuestión y preguntarnos acerca del por qué y el para qué del mismo. Así como actuamos proactivamente toda vez que retiramos las piedras que nos impiden avanzar en nuestro camino, no debemos olvidar que existen fuerzas o impulsos externos que no siempre vamos a poder evitar.

Estos imprevistos no tienen en sí mismo la “intencionalidad” del perjuicio, sino que están obrando de acuerdo a las leyes universales y a la época en que nos toca vivir. Si bien la historia reúne los ejemplos más dramáticos que nos podamos imaginar, el ser humano viene demostrando su “don” para emerger de todo ello y volver a comenzar.

La enseñanza que nos legó al respecto el psiquiatra austríaco Viktor Frankl, es bien contundente. Entre los años 1942 y 1945 supo “sobrevivir” a varios campos de concentración durante la 2ª Guerra Mundial. Y como “vivenció” que siempre es posible volver a comenzar, plasmó y nos ofrendó “su” legado en la obra El Hombre en Busca de Sentido; allí descubriremos que siempre hay razones muy válidas para retomar el camino del que, “inexplicablemente”, hemos sido apartados de un modo imprevisto y doloroso.

¡El portador de Tu Marca Personal no se abandona frente a los imprevistos y las eventuales “amenazas” que puedan salir a su encuentro en la vida, porque gracias a la “misión” sabe que sus obras tienen un sentido y una razón de ser!

José Podestá

Cuando Pensamos lo Mismo

26 noviembre 2017 ·

Así como alguien puede tener un impulso “deliberado” a copiar-plagiar algo ya existente, también puede ocurrir que algún ser humano piense lícitamente y lleve a cabo una idea que ya fue implementada por otro. Mientras al primero le asiste el rigor de la justicia por haber procedido con dolo, el segundo es muy probable que deba fundamentar que lo suyo fue fruto de un pensar autónomo, que para nada estuvo basado en algo ya existente, por la sencilla razón de no haber tenido un conocimiento previo de ello.

En la vida corriente suele ser una práctica bastante frecuente que un competidor realice un “me too”, es decir,  lanzar o reformular productos y servicios que tienen un gran parecido con los ya existentes en el mercado, a pesar que ello va en contra de la lógica y del factor diferencial sustentado por el marketing. Ello es así en el mundo de las empresas, a raíz de la  sobreoferta existente y de la necesidad que tienen las organizaciones de generar rotación e ingresos cada vez más rápido. Sin embargo el resultado no siempre es el deseado, básicamente por dos motivos:

- El cliente o consumidor está hoy informado y no está dispuesto a ser engañado, salvo que la relación costo-beneficio de alguna propuesta le resulte de su interés.

- Por el reguardo legal y marcario que los damnificados activan de inmediato.

La gente no es tonta

Si bien sabemos que existen personas muy desubicadas y soberbias que subestiman a sus prójimos porque los consideran “inferiores y poco inteligentes”, en el hoy es algo que felizmente no se puede admitir ni justificar. ¿Por qué? Porque gracias a la fluidez y el acceso a las fuentes de información, el ciudadano detenta el poder que le brinda la información y lo hace valer en el proceso de su toma de decisión.

Dentro de las organizaciones suele ocurrir lo mismo, toda vez que intentan “uniformar” al personal o lo que es peor, “clonarlos” para evitar las asimetrías que les impacta en el costo laboral. Sin embargo, por lo mencionado precedentemente el empleado también detenta el poder al acceso a la información interna de la empresa, más la visibilidad derivada del comportamiento no ético de algunos de sus ejecutivos.

Finalmente, el riesgo también está latente en el posicionamiento del Personal Branding. No suelen ser pocos los que aspiran “mimetizarse” con la imagen de aquellos que consideran sus líderes o modelos referenciales, cuando en realidad de lo que se trata en Tu Marca Personal es de ser único, distinto y original. Justamente el desafío está aquí en saber “integrar” el nombre y apellido a la vocación –proyecto, trabajo o profesión– que se está llevando adelante y que en un futuro podrá llegar a constituirse en un legado para los prójimos.

Lo mismo, pero distinto

En la práctica, todos terminamos en nuestra actividad o profesión partiendo de un genérico –médico, psicólogo, supermercadista, editor, consultor, etc. Salvo que se trate de una creación original, personal, lo cierto es que nos involucramos en un proyecto sabiendo que ya existen “colegas” que han pensado hacer lo mismo. Sin embargo, por nuestra personalidad, vocación, actitud y talento, nos vamos a esmerar en hacerlo de un modo diferente porque para nada nos seduce restar en la vida, sino sumar.

Utilizando una expresión habitual del ámbito empresario, aspiramos de muy buena fe brindar un “valor agregado” en lo nuestro, ya sea en el estilo-forma de cómo lo llevamos a cabo, valorando la importancia, el servicio y el respeto que se merecen nuestros destinatarios, cuidando evitar perjuicios a terceros, etc. En la medida que lo tengamos asumido e integrado en el hacer diario, nuestra actividad-profesión tendrá para los demás un perfil distinto, a pesar que se trate del mismo genérico que otras personas también lo vienen llevando a la práctica.

Como podrán imaginarse, el Personal Branding en este caso adquiere otro matiz y dimensión. Como ya lo he mencionado en otras oportunidades, no se trata de estar pendiente de ello ni de “trabajar” para el Personal Branding. ¿Por qué? Porque ésta es básicamente la “percepción” –sobresaliente, regular o mala– que la gente se forma de uno mismo, a partir de nuestras obras.

De esta forma es como estamos haciendo honor o no al nombre y apellido que nos individualiza en la sociedad, pudiendo llegar a ser recordado y valorado en el futuro, siempre y cuando las nuevas generaciones “perciban” el valor y la trascendencia que tiene nuestro legado para ellos.

En la historia hay buenos ejemplos de personalidades que hicieron lo suyo con gran responsabilidad, pero sin embargo no llegaron a tener el reconocimiento esperado en vida. Sin embargo, con el pasar del tiempo “sus” obras o aportes llegaron a “trascender” y pasaron a ser de gran consideración. Alguno de ustedes podrá pensar que se trató de un Personal Branding “tardío”. Lo que ocurre, lo vuelvo a  repetir, es que uno no debe “trabajar” en pos de “su” Personal Branding –eso es más bien para los egocéntricos y mediáticos– sino de llevar a cabo “la” vocación que es funcional a “su” misión en la vida. Luego, serán los prójimos los que te “juzgarán” en vida y en la posteridad, por lo que has sido capaz de brindar a la sociedad.

¡El portador de Tu Marca Personal pone su inteligencia, trabajo y pasión al servicio de lo que sabe está llamado a ser y hacer en la vida, para beneficio de sus semejantes!

José Podestá

Profesiones Móviles

19 noviembre 2017 ·

Salvo que desde pequeño uno tenga decidido a qué se va a dedicar en la vida, no es lo usual en la gran mayoría de los casos. El mayor riesgo que aquí se presenta es cuando los padres “pretenden” –aunque sea de buena fe– influir para que el hijo continúe con la empresa familiar o, lo que es peor, que elijan aquélla profesión que a “ellos” les hubiera gustado realizar pero que, por distintas circunstancias, no lo pudieron concretar.

El problema que los padres ocasionan a sus hijos con tal actitud es lamentablemente traumático. ¿Por qué? Por la simple razón de no tener en claro –o bien no darse cuenta– que para nada pueden “detentar” para sí la vocación y el destino de sus hijos. Cada uno de nosotros ha venido a la vida para llevar a cabo “su” misión, no la ajena. Por supuesto que en algunos casos podrá darse la “coincidencia” que el hijo “decida” ser el continuador del derrotero de sus padres; ello ha de ser así por una razón cierta del destino, pero nunca por el deseo de sus progenitores. Además, seguramente ustedes saben de algún conocido que, para no contrariar a sus padres, siguió sus deseos y más tarde debió cambiar de parecer porque no era lo que “sentía” que debía hacer.

Elección personal

Escoger una profesión, actividad u oficio es un acto individual que hoy en día no deja de ser difícil, sobre todo por de la sobreoferta de las especializaciones vigentes y la incertidumbre del contexto. De allí que muchas veces la persona inicia una determinada carrera o trabajo y lo abandona al poco tiempo, hasta que al final de las experiencias vividas logra encontrar su camino. Una forma de minimizar las consecuencias de tal proceder, es partiendo del impulso interior y meditando acerca de la misión a la que se está llamado a llevar a cabo. Por supuesto que se trata de un “esfuerzo” mayor, pero si uno desea saber acerca de las “consignas” que anidan en el ADN de su existencia, nunca las podrá encontrar en el mundo exterior.

Otro dato de la realidad tiene que ver con la corta vida útil que tienen algunas profesiones, al quedar marginadas o superadas por los cambios culturales y tecnológicos. A diferencia de lo vivido por nuestros padres y abuelos, hoy nada asegura que la profesión elegida nos acompañe hasta el final de nuestro camino. Lo más probable es que en dicho trayecto debamos “aggiornarnos”, en más de una oportunidad, si realmente queremos ser consecuentes con la vocación de vida. Por ejemplo, al médico que acaba de recibirse para ejercer como cirujano en una determinada especialidad, hoy nada le asegura que podrá hacerlo durante mucho tiempo; es muy probable que el que termine “operando” no sea él sino un “tercero”, motivo por el cual deberá “especializarse” tanto en el manejo de un robot como en la impresión 3D de órganos y “otros” implantes para seres humanos.

Por supuesto que no se trata de tener que llegar a cambiar radicalmente de profesión, aunque la elegida haya sido la de traductor público. Si uno ha partido de una correcta elección, la “movilidad” que demande el cambio se podrá canalizar como una “nueva” extensión de la profesión original, tal como quedó ilustrado en el ejemplo anterior.

Ahora es distinto

Si el cambio continuo es el impulso que nos moviliza y nos “sorprende” en el día-a-día, es muy poco lo que podemos hacer al respecto. Sin embargo, como todos tenemos nuestro proyecto vinculante con la misión-propósito de nuestra existencia, sí debemos estar muy atentos a las nuevas tendencias –hasta podríamos en algún momento llegar a ser parte de las mismas– que irrumpen en la sociedad. ¿Por qué? Porque de esta forma evitaremos vernos afectados de un modo imprevisto, con las consecuencias que ello tiene.

Entonces, si estamos insertos en una realidad en donde las cosas y las relaciones humanas se van “licuando” de un modo acelerado, debemos estar preparados y convencidos que cada uno de nosotros será el responsable de su devenir: ¡Es a lo que hemos venido!

Por otra parte, para nada se pueden extrapolar las experiencias del ayer al hoy, por la sencilla razón que dejaron de ser funcionales para el presente de las personas. Son las circunstancias actuales las que importan y a partir de las cuales producimos nuestras experiencias.

Lo que se impone como desafío personal es no descuidar ni omitir el tener que ir “metamorfoseando” la actividad-profesión en post de la vocación y el legado que cada uno sienta que debe ofrendar en beneficio de sus prójimos. Más allá de ser una exigencia que te saca de la “zona del confort”, no deja de ser beneficioso tanto para el desarrollo individual como para el fortalecimiento de tu Personal Branding

 ¡El portador de Tu Marca Personal sabe que tanto en su vida de relación como en lo laboral-profesional, necesita ir “surfeando” sobre el devenir del cambio, para no perder de vista el rumbo que le demanda su misión!

José Podestá

Del Job Description al Job Crafting

12 noviembre 2017 ·

Del modelo o paradigma de organización que se fue estableciendo y afirmando a lo largo del siglo pasado, poco y nada va quedando. Si bien todavía hay organizaciones que pretenden hacerlo valer –quizás más por desconocimiento que por convicción– es muy poco lo que se puede rescatar hoy.

Por suerte el autoritarismo, las comunicaciones verticales, la rigidez horaria,… son cosas antológicas que han quedado en el camino del management. A todo ello también le ha llegado el turno a una herramienta que ha sido básica, imprescindible y por cierto niveladora al momento de “costear” la remuneración del personal. Me estoy refiriendo a la descripción de tareas o job description.

Si bien es muy probable que la job description continúe perdurando en el tiempo –no sólo porque alude al conjunto de tareas en sí que demanda el cargo, sino también al perfil de la persona que deberá realizarla– se irá complementando con otra alternativa mucho más “amigable”: el job crafting.

Cada uno a sus puestos, pero…

Si bien en los tiempos que corren es necesario que cada uno conozca lo que debe hacer y eventualmente pedir, también se espera que la persona en cuestión sea lo suficientemente abierta y proactiva en la construcción de “su trabajo”. ¿En qué sentido? Que disponga de libertad para “rediseñar” el puesto en función de sus gustos y las competencias individuales, además de las grupales.

Lo expresado es posible porque en los últimos años las compañías se fueron “convenciendo” que, en definitiva, es el empleado quién la hará viable en el tiempo, motivo por el cual ahora es la organización la que necesita “trabajar” para brindar el soporte, los recursos y la capacitación necesarios al personal.

Debido al impacto y la velocidad del cambio continuo, resulta un sinsentido el pretender tener bajo control las variables básicas de gestión, porque en poco tiempo se tornarán obsoletas y “líquidas”. Si bien suena lógico que un puesto de trabajo permita encarar la búsqueda del perfil de la persona que más se aproxime a lo pretendido, es también un dato de la realidad que ésta vivencie al poco tiempo que el “puesto” ya le queda chico.

La partida y pérdida cada vez más frecuente de talentos que viene impactando a las organizaciones, es una consecuencia de lo mencionado precedentemente. Es por ello que no tiene sentido alguno “retener talentos”, una vez que éstos hayan anunciado su partida. ¿Por qué? Porque en la medida que el “proyecto” de la organización les quedó “chico”, es injusto, egoísta e improcedente pretender retener al ser humano que se ha puesto en marcha en post de su desarrollo personal.

El job crafting nos enseña, a través de la evolución de la curva de aprendizaje, que ésta se agota en el término de tres años, es decir, en el mediano plazo. Entonces, si la organización no dispone de proyectos alternativos o complementarios, la tarea que venía realizando el empleado –en cualquiera de los niveles de la empresa– comienza a tornarse en aburrido, sin variantes y carente de desafíos.

Así como el job description termina en estas circunstancias “motivando” la partida de los mejores, el job crafting induce al empleado a proponer un rediseño de su puesto de un modo más funcional con la realidad y las oportunidades del contexto.

Es también importante tener aquí en cuenta que el job crafting no es exclusivo ni excluyente para el personal ejecutivo, sino para todos aquellos que sientan que la organización y el proyecto tienen un sentido en sus vidas. De allí que los cambios que se pueden implementar desde el job crafting vinculan con lo físico, las relaciones y lo cognitivo.

- El cambio físico tiene que ver con la forma, naturaleza o número de tareas. Por ejemplo, tareas que necesitan de nuevas habilidades.

- En el cambio de las relaciones, los empleados pueden modificar la calidad o cantidad de sus interacciones con otras personas, dentro de su ambiente laboral.

- En el cambio cognitivo, la persona puede hacer modificaciones en la manera en cómo percibe su trabajo. Por ejemplo, ampliando el espectro de lo meramente técnico a un mayor involucramiento social.

El job crafting suma también a favor del Personal Branding. ¿En qué sentido? En la medida que las personas de una organización vayan diseñando o “cocreando” el trabajo que llevan a cabo, comenzarán a tener un mayor protagonismo “interpares” y una mayor “exposición” ante sus superiores. Sin darse cuenta, la organización irá mutando desde el acotado “empleado-promedio” a una estructura en donde sus protagonistas comienzan a sobresalir por lo que hacen, por su “visibilidad” e identidad.

¡El portador de Tu Marca Personal no acostumbra llevar a cabo su gestión de un modo rutinario ni ajustado a las descripciones, sino mediante la creatividad y la innovación que las mismas circunstancias le establecen a diario!

José Podestá

En Contra de la Mercancía y lo Usado

05 noviembre 2017 ·

Seguramente que a nadie le gusta ni mucho menos se prestaría para ser usado por terceras personas o, incluso, ser reducido a la categoría de una mercancía. Pero, realmente, ¿estamos seguros que ello no esté ocurriendo?

Así como en las organizaciones se tiende a procesar y sistematizar el legajo del empleado hasta la instancia de “resumirlo” a un número de identificación, lo mismo nos sucede cuando somos proveedores o prestadores de un servicio profesional; aquí pasamos a detentar un código o número de cliente. Por supuesto que la razón de ello es eminentemente funcional, práctica y estadística. El problema, en realidad, se inicia cuando uno pretende hacer un reclamo justificado y lograr ser atendido y escuchado, alguna vez, como corresponde.

Esta desconsideración hacia las personas es lo que ha motivado la aparición de organismos de defensa del consumidor que se ocupan por recepcionar los reclamos y obrar en consecuencia. A pesar de las multas y apercibimientos que aplican a los infractores, las soluciones tardan en darse, mientras los reclamos se van renovando y acumulando.

Visibilidad y redes sociales

Es una práctica muy aceptada en el Personal Branding que su portador haga sinergia de presencia y visibilidad estratégica en la Web en general, y en las redes sociales en particular. La palabra estrategia –pensar algo de manera distinta– tiene aquí su razón de ser, porque le obliga al interesado el tener que definir previamente la razón y el objetivo de mediano-largo plazo que aspira alcanzar a través de estas plataformas.

Si bien lo mencionado parecer ser bastante “obvio”, en la práctica no siempre funciona así. Ya sea por motivos de “urgencia” o simple desconocimiento, se suele optar por las redes sociales desde lo meramente “operativo” o “táctico”, pero sin el marco conceptual-estratégico que lo precise y determine. Con ello la persona se expone, entre otras cosas, a lo siguiente:

- Utilizar las redes sociales como un genérico, es decir, sin tener en claro sus respectivos perfiles. Al respecto, no es lo mismo Google que Facebook. Mientras en el primero podemos lograr respuestas concretas y de forma anónima, en el segundo –quizás por el “deseo” de poder proyectar una imagen favorable– podemos llegar a terminar defraudados en el intento.

- Desear lo que otros portadores del Personal Branding también aspiran. Así, en lugar de profundizar la diferenciación uno termina moviéndose por un “deseo mimético”, es decir, haciendo y hasta copiando lo que otros hacen, debido a la ausencia estratégica. Entonces, la diferenciación que se deseaba construir termina siendo destruida por la competencia creciente que se produce en el medio. En una red tipo Facebook se termina siendo visto como uno quiere que lo vean, pero haciéndole una “estupenda” publicidad, ya sea por el infaltable me gusta o bien cuando hacemos clic en un enlace o escribimos algo. Concretamente, mientras observamos a los demás, Facebook nos observa a nosotros y “usa” la información que le damos para ganar dinero vendiendo publicidad. Nos convertimos, quizás por desconocimiento y buena fe, en el “usado” que aludíamos al comienzo.

Si bien comparativamente es mayor trabajo, para una saludable estrategia de visibilidad del Personal Branding en la Web, es mucho mejor que el interesado disponga de un sitio propio o bien de un blog en donde pueda desarrollar los temas que son funcionales a su proyecto laboral y profesional. Las redes sociales, en cambio, tienen una finalidad ajena a lo singular, a lo particular.

Continuando con el ejemplo de Facebook, su misión es “conectar a las personas” y “crear comunidad”. Si bien nos “conecta”, lo hace con las mentes afines sin que nosotros, por lo general, cuestionemos la fuente ni la veracidad de lo que leemos, precisamente porque lo que leemos tiende a confirmar nuestras opiniones. Además, Facebook tampoco asume la responsabilidad de sus contenidos. ¿Por qué? Porque no lo fabrican ellos, sino nosotros; se los redactamos “gratis”.

Entonces, tengamos en cuenta que el negocio es para las redes sociales. Nosotros, los usuarios, somos la “mercancía” que está en venta. Así, mientras nosotros observamos a los demás, no olvidemos que la red social también nos observa a nosotros y usa la información que le brindamos para ganar dinero vendiendo anuncios.

Lo importante para la estrategia de visibilidad es trabajar para el posicionamiento y el desarrollo del respectivo Personal Branding. No necesitamos involucrarnos o “fisgonear” en la vida de los demás, porque ello no tiene sentido alguno ni seguramente brinde valor agregado a nuestro proyecto personal. En cambio, sí necesitamos despertar el interés en todos aquellos que consideran a nuestra propuesta y aportes como oportunos y altamente valorables, para que luego de sus comentarios u observaciones, podamos nosotros seguir evolucionando satisfactoriamente.

¡El portador de Tu Marca Personal es un “rebelde por naturaleza” que, en absoluto, está predispuesto a ser reducido a una mercancía ni tampoco ser usado para beneficio de unos pocos, porque sabe que su proyecto y contribución son funcionales con su misión en la vida, y es lo mejor que puede brindar para beneficio de sus prójimos!

José Podestá

El Poder Trascender

29 octubre 2017 ·

Tal vez uno haya escuchado en más de una oportunidad, que el ser humano es un individuo único e irrepetible. Pero quizás no solemos reparar en el origen de tal proposición, a qué se debe la misma o en aquello que nos singulariza y nos hace diferentes a otro ser viviente, es decir: nuestro cerebro.

No hay dos personas que tengan el mismo cerebro, a pesar que nos pueda dar la impresión que en su configuración anatómica todos parecen ser iguales. Sin embargo, si fotografiáramos el cerebro de un recién nacido y también obtuviésemos la fotografía del espacio celeste que se encuentra justamente sobre el lugar en el momento del nacimiento de ese niño, esta imagen coincidiría exactamente con la de “su” cerebro. ¿Esto qué significa? Que del mismo modo que en el cerebro del niño se ubican ciertas partes, se ubican las estrellas del firmamento.

Entonces, también somos diferentes porque cada uno de nosotros posee, en su interior, una imagen del espacio celeste que es distinta a la de otro ser humano, dependiendo del lugar y del tiempo en el que ha nacido. Concretamente: nacemos desde el Universo, trayendo consigo mismo una misión para la vida. De allí que si bien somos una persona singular, también somos una persona “universal”; nada ocurre en el mundo que no nos afecte y lo que cada uno realice e inclusive “piense”, tendrá un efecto sobre el mundo.

Seguramente que algunos de ustedes se podrá preguntar, por ejemplo:

- ¿Cómo es posible que habitualmente nadie diga algo así?

- ¿Qué tiene que ver todo esto con el Personal Branding?

Respecto a la primera pregunta, la ciencia natural no tiene conocimiento de ello por la sencilla razón que sus afirmaciones y contribuciones a la humanidad deben partir siempre de hechos concretos, cuantificados y “demostrables”, aunque más no sea surgido por repetición en el laboratorio. Además, porque se trata de algo “intangible” que se encuentra más allá del ámbito objetivo del quehacer científico.

En cuanto a la segunda pregunta, porque se trata de un importante punto de partida para el autoconocimiento individual, fundamental para el posterior proyecto laboral y profesional –“anclado” en la respectiva vocación– que cada ser humano llevará a cabo en respuesta a su misión y destino individual.

El condicionante exterior

El ritmo de vida actual y los intereses comerciales que “compiten” a diario entre sí por nuestra billetera –es decir, el dinero que pretenden les destinemos a sus productos y servicios– hace que el ser humano “resigne” con ello estar más cerca de su “doble” –su ser interior– para escucharlo y preferentemente hacer aquello que luego le sirva para llegar a ser aceptado, reconocido y valorado por parte de su “tribu” de pertenencia o en la comunidad laboral-profesional en la que viene desempeñándose. Por lo general terminamos “cediendo” más a los impulsos provenientes del contexto, que a la “escucha” de nuestro yo interior. Lo conveniente, por supuesto, sería conservar un sano equilibrio entre ambos “mundos”, para poder determinar el respectivo camino personal.

Sin embargo, vivimos en un tiempo de alta motivación mediática y comunicacional, sin darnos cuenta muchas veces que la “trampa” de todo ello está en evitar perder “el rimo de vida” proveniente del mundo exterior. De esta forma terminamos resignando el rol de nuestro “mundo interior” que, en definitiva, es el que nos permitirá poder trascender para poder llegar a hacer básicamente todo aquello que los prójimos esperan de uno.

Por supuesto que el mundo exterior también nos puede condicionar el Personal Branding. ¿En qué sentido? Mediante aquellas imposiciones que muchas veces terminan “obligándonos” hacer aquellas cosas que sabemos nos retrasarán en el desarrollo de los contenidos –trabajos, servicios, soluciones– inherentes a nuestro proyecto, dado que en definitiva son los que luego permitirán que nuestro Personal Branding sea reconocido y valorado.

El principal desafío en este proceso “dual” es poder desarrollar y conservar la individualidad en el ámbito en donde uno trabaja o ejerce la profesión. Esto implica ser plenamente sensibles y flexibles dentro del contexto competitivo, evitando ser “absorbidos” por los intereses circunstanciales de todos aquellos que pretenden, sistemáticamente, resumir todo a un “rebaño de iguales”.

También es conveniente no olvidar que el medio ambiente puede incidir para que uno desarrolle sus propias potencialidades, pero no sus posibilidades ni capacidades. ¿Por qué? Porque éstas son propias de cada persona. Por tanto, en la medida que uno sea auténtico, creativo, justo, capaz de brindar amor y de anhelar el bien para sus prójimos, estará ejerciendo el poder trascender a partir de su “individualidad”.

¡El portador de Tu Marca Personal le importa la calidad del contenido y el valor de su trabajo-profesión –porque resultan ser funcionales con su misión– en lugar de “perderse” en las recompensas efectistas y cortoplacistas que por lo general suelen terminar por derrumbarse en las brumas de una frustrada ilusión!

José Podestá

Fuera de Serie

22 octubre 2017 ·

En nuestra vida de relación laboral, profesional y social es prácticamente habitual encontrarnos con personas que poseen habilidades y talentos fuera de lo común. Se trata, en realidad, de “dones” que han traído “bajo el brazo” para llevar a cabo su misión en la vida, aunque no siempre estas personas lo tengan muy en claro.

El condicionante exterior

Del mundo exterior recibimos una infinidad de estímulos diarios que nuestro cerebro luego los termina “seleccionando”, en función de nuestras necesidades e intereses. Si bien se trata tan sólo de un pequeño puñado de información, vale entonces preguntarnos qué pasó o adónde fue a parar el resto: directamente a lo que yo llamo nuestra “mochila personal”, es decir, el inconsciente; allí permanecerán hasta el momento en que bajo el influjo de alguna circunstancia, se “presenten” en nuestro cerebro para su consideración.

Así como llevamos a cabo esta práctica sistemática de concentrarnos y analizar tan sólo aquello que nos interesa e importa, también “creemos” que todo lo que ocurre y se da en el mundo exterior tiene su “lógica” natural. Entonces, es así como luego nos sorprendemos y admiramos el desempeño logrado por fulano y mengano, porque no dejan de ser otro dato concreto de la realidad.

Este tipo de “pensar”, que para algunos es así, sólo nos brinda una información parcial y sesgada de la realidad. A esto le podríamos también sumar la expresión popular de “ver para creer”, tal como si fuera un reaseguro que nos avala y tranquiliza, por ejemplo, acerca de las destrezas de desempeño o performance de una persona. Frente a todo ello cabe preguntarnos, ¿qué debería entonces “pensar” un ciego?

De allí que el condicionante exterior nos ilustra siempre sobre lo “aparente”, pero nada nos dice de los impulsos que diariamente influyen no sólo en nosotros, sino también en los reinos animal, vegetal y mineral.

La razón de la misión

También es un dato de los tiempos actuales –distinto era en la antigüedad– que el ser humano funciona en “piloto automático”, dejándose llevar por las circunstancias de la vida o bien por lo que ésta le establezca o condicione. Así es como muchos terminan “aceptando”, incluso con resignación, lo que les “ha tocado ser en la vida”, cuando perciben que no han podido destacarse demasiado en lo suyo.

Si nos quedamos con la información percibida por nuestros sentidos, también en estos casos estaríamos llevando a cabo una interpretación “parcial”, porque la misma sólo está referida a lo meramente “real y aparente”.

Pero ocurre que nadie vino y tampoco se viene a la vida para hacer lo que ésta –o los “otros”– le “imponga”. Todos llevamos implícito en nuestro ser una misión o propósito a cumplir, la que deberemos indagar y descubrir en nuestro interior. Lamentablemente ello no se lo hace en la medida de lo esperado, pero si esta persona fuera por ejemplo un emprendedor que ha concretado el nacimiento y desarrollo de una organización –empresa, comercio o fundación– seguramente que no habrá omitido redactar desde el inicio la misión, la estrategia y la visión respectivas.

Entonces, no se trata que todos aspiremos ser un fuera de serie, porque lo único que lograríamos con esta actitud egoísta es generar más caos en el mundo. Además, tampoco es verdad que las habilidades y talentos estén reservados sólo para unos pocos. Si bien éstos suelen estar presentes de un modo explícito, también lo están de un modo “oculto”, para que cada uno se ocupe en descubrirlos y desarrollarlos en función a su misión en la vida.

El rol del Personal Branding

Así como en un fuera de serie el Personal Branding es un “activo” que le juega a su favor, esto no significa que siempre deba ser así. ¿Por qué? Porque siempre dependerá de la consistencia que resulte entre las cosas que hace la persona, de cómo las hace y del sentido que todo ello luego tendrá para sus prójimos.

Los que no se consideran parte de los fuera de serie, pero que con entusiasmo, esfuerzo y dedicación van llevando a cabo su proyecto laboral y profesional –perfectamente alineado con su misión en la vida– terminarán capitalizando también los beneficios del Personal Branding. ¿Por qué? Porque lo que están haciendo no es un simple dato de una realidad “aparente”, sino que responde a lo que supieron descubrir en su naturaleza interior.

¡El portador de Tu Marca Personal no le importa el estereotipo que le puedan endilgar, sino el sentido que en definitiva tiene su contribución y obrar, tanto para sus prójimos como para la sociedad en general!

José Podestá

 

© Tu Marca Personal - Todos los derechos reservados. Se permite la difusión del contenido únicamente citando la fuente.